“La luz de una vela
proyecta la sombra de tu cuerpo. La sombra de mis labios: la besan, la de mis
manos: lo acarician"
Sinto petit 27/01/2014”
Por “Whatsapp" me
notaste triste y melancólico. Minutos después nos pusimos en contacto mediante
el teléfono móvil. Empezamos a hablar de nuestras situaciones sentimentales
actuales y pasadas. Entre mis balbuceos y gimoteos, me preguntaste que sentí
cuando, hace más de 30 años, mi compañera salió de buena mañana por la puerta
de casa y no volvió a entrar nunca más. En aquel momento no pude explicarte
nada, la angustia me llevaba al ahogo.
Ahora, más sosegado,
pausadamente y sin prisa, te quiero compartir lo que le transmití a ella, por
escrito, y que era lo que sentía en aquel momento y lo que todavía así lo
siento.
17/10/1982…“Con los ojos
cerrados, tu sonrisa se dibuja en mi mente, la brisa que suavemente roza mi
piel, se transforma en tus caricias. No quiero abrir los ojos, no quiero perder
tu sonrisa, no quiero dejar de sentir tus caricias.
La luz del amanecer
traspasa los visillos de tu ventana, resaltando, en tu cuerpo desnudo, toda tu
belleza. Con los ojos cerrados y abrazado a la almohada, que huele a ti, veo tu
bella imagen dentro de mí. Te vas, pero
estás aquí.
Amada, aunque lejos,
estás aquí, estás en mí, estás conmigo. Amarte, amada, no me deja vacío en
ningún instante, me llena hasta el más recóndito rincón de mi cuerpo. Es por
eso que no quiero que nada ni nadie me haga estorbo, si abro los ojos.
Quiero disfrutar, de cada
minúsculo instante de nuestras vidas, de ti, de mí, de un todo que no es nada
pero que lo llena todo. Seria casi absurdo asegurarte que nunca te dejaré de
amar y de estar a tu lado, aunque sea, forzosamente, en el pensamiento, seria
absurdo, y mucho. Pero creo que sí, que te puedo decir que mientras mis
sentimientos, sean los que son, tercamente y permanentemente te amaré y la
añoranza de ti estará presente.
Pero... no, no te
extrañes si te dicen que me he revuelto contra todo, que he golpeado paredes
con mis puños, queriendo destruirlo todo, que he gritado y chillado hasta
quedarme sordo, que he querido morir por no querer vivir sin ti. O que,
desconsolado, he llorado como un niño que se queda huérfano, para no entender
nada de nada.
Claro que sí, también
lloro, debido al dolor y al desamor, no soy una piedra dura y fría que nada
siete. Si te enteras y quieres estar a
mi lado para hacerme compañía y ver como lloro, no esperes que mis lágrimas
rueden por mi cara, que mojen mis párpados, ni las quieras secar con tus dulces
besos ni con tus suaves caricias en mis ojos, a mis pómulos. No las verás, no
las encontrarás. Claro que sí, lloro como lo hacen los payasos, por dentro, e
igual que sus lágrimas son las que riegan las sonrisas de los otros, las mías,
me ayudan a mantener vivos, dentro de mí, sentimientos llamados AMOR, hacia ti,
hacia la humanidad. Es cierto que lloro, y a veces también de alegría, cuando
veo, noto y siento la paz y la alegría de los otros, los que han sabido
remontar la tristeza y disfrutan de nuevo en un mundo real pero sin dolor de
AMOR.
No te lo negaré. Sí,
hemos tenido ratos de tristeza, de rabia contenida, sí, es cierto. También lo
es que, a escondidas, he llorado por las cosas más insignificantes, por la
dulzura y la ternura que me producían tus miradas, tus caricias. Pero tampoco
podemos dudar que hemos vivido, juntos, grandes momentos de felicidad, de un no
sé qué, que yo no sé y que nos llevaba a la quinta esencia del gozo. Que la
lejanía nos entristecía y sólo deseábamos que pasaran rápidamente las horas,
para volvernos a abrazar, a acariciar, a besar a...
Tampoco es inventario de
nuestra vida conjunta durante estos seis años, el que quiero hacer, sería un
acto muy mercantilista, nada que ver con lo que es AMOR. Y, seguramente,
dudarás que es AMOR para mí. Muy sencillo, AMOR, para mí, es el conjunto
formado por el hecho de compartir, el respeto, la dulzura y la sencillez entre
los seres humanos y el universo, eso sí, dentro de la libertad. No, no quiero
hacer inventario ni saber cómo ha sido todo, todavía no ha acabado nada.
Mientras mi mente esté viva no acabará y cuando acabe la vida en mí, no podré
hacerlo.
Dicen que tengo que
iniciar una nueva vida sin tú, que equivocados van, nada se inicia, todo es una
continuación en el diferente y, cambiando los elementos, tú no dejarás de
formar parte de mi mundo, no estarás fuera de mis sentimientos. No te digo
adiós, sino que, hasta siempre.”
Ya ves, dulce nube de
algodón, sigo reafirmando todo lo que le escribí. Espero que te haya ayudado a
conocerme algo más. Un abrazo.
Sinto petit
16/06/2015
Sinto petit 27/01/2014”
16/06/2015
Para Marce Pérez
Comentarios
Publicar un comentario