Las caricias, los
besos,
estas dulces palabras al oído,
esta leve sonrisa que descubre todo un sentimiento,
estas pequeñas atenciones sin doble sentido,
esta mirada profunda, a la vez sosegada y cálida,
este roce suave que nos conforta,
esta sinceridad hecha un cumplimiento,
este no sé qué, que no sé yo,
que no vemos, que no tocamos,
que sentimos y no sabemos cómo ni cuándo.
Este…
Todo esto, y más, nos hace sumergir en una plácida vida
que desbanca las mundanas tristezas.
Uno y otro: aimant, aimant-noes.
Sinto pequeño. 24/08/2014
A Julietta, dulcemente
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